Vanesa se ha atrevido a contar lo que hacía con los chicos. Los engañaba y combinaba a su gusto y el tiro le salió por la culata. Gracias Vane por sincerarte en el blog. Os dejo con su historia:
Mi historia de soltera tiene también bastante de endemoniada. Las parejas, a mí, siempre me han durado muy poco porque, normalmente, cuando tengo pareja me aburro pronto.
Cuando iba a la universidad, tuve un par de años bastante ajetreados. Durante la semana vivía en Granada en un piso compartido, iba a clase todos los días y me tiraba horas en la universidad. Los fines de semana los dedicaba a trabajar en un bar de mi pueblo donde me sacaba un dinerillo y los cubatas me salían gratis. Y así, para motivarme y casi sin darme cuenta, me eché un novio en cada sitio.
A mi compañero de clase lo veía todos los días, pasaba las tardes con él estudiando (o no) y nos corríamos unas juergas con los amigos de clase que eran memorables. Con el camarero compartía todas las horas de trabajo y todas las madrugadas post-fiesta. Creo que con él tuve las mejores sesiones de sexo de mi vida, con el agravante de que solían empezar a las seis de la madrugada y después de toda la noche de curro.
Y ahora os preguntaréis ¿qué les decía a cada uno para que me dejasen en paz durante el tiempo que no estaba con ellos? Pues a mi novio de fin de semana, le dije que en Granada vivía en casa de una tía de mi padre y que por eso no podía venir a verme. Además mi horario de clases era infernal y, entre trabajos y prácticas, acababa siempre a las tantas de la noche. A mi novio de la universidad jamás le propuse venir a mi pueblo, cosa que él entendió porque, al fin y al cabo, llevábamos poco tiempo para presentaciones familiares. Además le conté que con el curro del bar, estaba liada todas las tardes y noches y que por las mañanas me levantaba tarde. Así conseguía que me dejase tranquila hasta el domingo por la tarde, cuando siempre venía a recogerme a la estación amablemente.
Evidentemente, esta historia duró poco. El camarero pronto se enteró de que yo no vivía con ninguna tía de mi padre, si no en un piso compartido, y me puso las cartas sobre la mesa. Yo no se lo negué y corté con él, a la vez que le presentaba mi renuncia al trabajo. A mi novio de Granada lo aguanté algunas semanas más pero el verano y la distancia hicieron todo el trabajo sucio.
Sé que lo que hice no fue justo para ninguno de los dos pero tampoco ninguno de ellos iba para “hombre de mi vida” y lo sabían. Yo simplemente me divertí. Y lo único que me queda por decir es que me quiten lo bailao.
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hahaha!!! la frase ideal para este relato es aqlla q dice..siempre lo fácil me duro tan poco, pero no lo niego me divertí.. muacks!! muy entretenido.. XDDD
ResponderEliminarJajaja, me pasa algo parecido... pero como dices, ninguno de los dos va para hombre de mi vida, así que hay que vivir y disfrutarlo mientras dure.
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